Todas las miradas apuntan al intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, uno de los huérfanos de Emilio Monzó en el Área Metropolitana Buenos Aires.
La jugada de Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero y que llegó a su primera elección comunal apadrinado por Emilio Monzó, despertó una oleada de desencantados. Es que, el alcalde formó un vínculo cercano con Horacio Rodríguez Larreta una vez que el dirigente de Carlos Tejedor quedó marginado en la estructura de Juntos por el Cambio y se despidió de la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación.
Así, con el jefe de gobierno porteño como nuevo jefe político, Valenzuela se mostró como uno de los organizadores del desembarco del foráneo Diego Santilli en la disputa provincial. Así, el desencanto y la bronca llegó a las propias del partido amarillo.
Claro, la jugada del larretismo para impulsar al vicejefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es en detrimento del presidente del PRO bonaerense e intendente de Vicente López, Jorge Macri. De esa manera, líneas territoriales apuntan directamente a Valenzuela por ser una pieza necesaria en el armado del terreno para la jugada del PRO de CABA.
Por caso, sectores que supieron estar vinculados a la exdiputada nacional Soledad Martínez, comenzaron a ganar las calles de la región con un mensaje claro contra lo que marcan como una “traición” de Valenzuela, el platense Julio Garro, y el mandamás de Lanús, Néstor Grindetti.
Así, señalaron que los movimientos del grupo de intendentes del Dorrego "no están buenos, son muy poco inteligentes y traicioneros”. A su vez, afirman que “no se puede fundar una agrupación en Provincia, para después sumarse a un candidato de CABA”.
“Un historiador (por Valenzuela) debería saberlo. Es como volver a pegar un tiro a Manuel Dorrego”, refiriéndose al nombre de la agrupación. Claro, la metáfora recuerda que Dorrego, entonces gobernador de Buenos Aires, fue fusilado por orden de Juan Lavalle en lo que marcó un punto de inflexión en la lucha entre unitarios y federales.
Así, el desencanto con los alfiles del larretismo abre nuevas vías de militancia para el titular del partido amarillo en la Provincia.