Cuestión Política

Preocupación por los trenes que ya no recorrerán los ramales de Junín y Chivilcoy


06 de febrero de 2017

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 Los ramales que interconectan localidades y llegan hasta Buenos Aires se encuentran suspendidos casi en su totalidad, y sólo cubren una treintena de localidades, mientras que dos décadas atrás paraban en unas 140 ciudades y parajes. 

 "Ramal que para, ramal que cierra", dijo el presidente Carlos Menem en noviembre de 1989. Y así fue. Sólo en el ramal del Ferrocarril Belgrano quedaron sin recibir el tren aguatero 43 estaciones. Los '90 fueron una década de privatizaciones y el sistema de trenes quedó parado y muchos pueblos fueron aislados.

Ahora, los trenes nuevamente vuelven a sufrir  una situación similar  y ya no tienen la actividad intensa de los últimos años.   Los ramales que interconectan localidades y llegan hasta Buenos Aires se encuentran suspendidos casi en su totalidad, y sólo cubren una treintena de localidades, mientras que dos décadas atrás paraban en unas 140 ciudades y parajes. 
La situación se agravó el año pasado cuando el Gobierno provincial decidió cerrar por tiempo indeterminado los servicios de pasajeros de la empresa estatal Ferrobaires e iniciar un proceso de traspaso gerencial a Nación. Actualmente, Trenes Argentinos Operaciones, que depende del Ministerio de Transporte nacional, cubre dos ramales de los siete de larga distancia que antes eran operados por Ferrobaires: Retiro-Junín y Constitución-Bahía Blanca, aunque con menos paradas y con una frecuencia semanal.
Fuentes del Ministerio de Transporte nacional dijeron  que “el restablecimiento de los servicios se realizará en forma paulatina”, aunque no pudieron precisar ninguna fecha concreta. “Se está haciendo un exhaustivo análisis de las condiciones de infraestructura ramal por ramal”, indicaron, al tiempo que añadieron que “se dará prioridad a los servicios más masivos”.
Según informa la agencia DIB el número de pasajeros transportados por los trenes bonaerenses decreció en los últimos años. De acuerdo a un informe de Ferrobaires, en 2014 –el último año completo antes de la interrupción- viajaron en las formaciones unas 370 mil personas, un 70 por ciento menos que en 2008. 
En tanto, desde el 30 de junio pasado, cuando la gobernadora María Eugenia Vidal dio la noticia de la suspensión, proliferaron las comisiones y asambleas de autoconvocados que reclaman, cada vez más enfáticamente, por la vuelta del tren. A fines de 2016, se conformó la Coordinadora Pueblos por el Tren que integran vecinos de distintas localidades, desde donde denuncian la “destrucción de la política ferroviaria” y que son más de un centenar los pueblos en riesgo de desaparecer por la nula actividad ferroviaria. Es que los trenes que hoy atraviesan el territorio paran en unas treinta estaciones, la mayoría ubicadas en las ciudades cabeceras más populosas y no en los pequeños pueblos. 

Cabe aclarar que además de los trayectos Bahía Blanca-Constitución y Junín-Once, Trenes Argentinos cubre otros tres ramales que atraviesan localidades bonaerenses entre Chivilcoy-Buenos Aires; General Alvear-Buenos Aires y Rosario-Buenos Aires (esta última une San Nicolás, Ramallo, Zárate y Campana).

El Gobierno provincial decidió suspender los trenes luego que la formación que iba de Junín a Retiro chocara con uno de cargas en la localidad de Rawson, Chacabuco. No obstante, más tarde se conoció que la medida estuvo motivada además por un informe elaborado por Auditoría General de la Nación y por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, en el que se destacaban “las serias falencias” y la falta de eficiencia y seguridad del servicio. 


La ahora exempresa provincial Ferrobaires tenía unos 2 mil empleados entre maquinistas, señaleros, personal obrero y administrativos, quienes esperan con incertidumbre el traspaso de sus puestos de trabajo a la órbita nacional. “Venimos y trabajamos como todos los días, pero con mucha incertidumbre, porque no sabemos hasta cuándo vamos a estar así”, dijeron los trabajadores de la estación de trenes de Tandil. “Somos seis empleados que esperamos volver a las tareas normales”, indicaron desde Pehuajó.

Los pasajes en tren cuestan hasta tres veces menos que un boleto de colectivo. Por ejemplo, antes de la suspensión, la tarifa de Pehuajó a Once era de 190 pesos, contra los 550 que hay que desembolsar para el mismo trayecto en ómnibus. En Tandil el precio en tren va de los 170 a los 200, mientras que en colectivo cuesta arriba de los 530. 

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