El detalle no menor de pasar por Chacabuco sin avisar al intendente local, Víctor Aiola, puso de los pelos a parte del radicalismo distrital que vio la jugada como una mojada de oreja a las intenciones políticas que el partido tien en otras latitudes de a Cuarta sección electoral.

La recorrida por la fábrica de galletitas Pasticcino en la localidad de O´Higgins significó todo un gesto que, en clave política, cayó pesimo y recordó otras experiencias similares en las que la mandataria provincial se movió de la misma manera: de sorpresa y en silencio.

Es que con motivo de lanzar al candidato que el PRO palanquea en Pehuajó, semanas atrás la Gobernadora hizo su visita a ese distrito y el radicalismo formó parte del decorado.

La jugada cuyo intención primaria fue trasladar el peso de la buena imagen de Vidal a Juan Miguel Cumba (la apuesta del oficialismo para destronar a Zurro) encendió la interna más caliente en el distrito ya que el radicalismo se quejó porque el aparato poítico de la alianza gobernante no volcó sus armas de maneras iguales.

Como aquella vez, ahora esa sensación se volcó a territorio chacabuquense aunque hay versiones periodísticas que afirman que esa modalidad se debió a la presencia del presidente Mauricio Macri. 

En efecto, el cruce de encuestas en ese territorio de la sección arroja un panorama que enciende la alarma en el oficialismo y que indica que el mandamás chacabuquense, Víctor Aiola, mide más que el propio Jefe de Estado.

Creer o reventar, lo cierto es que en el radicalismo seccional hay enojo y, más allá de los buenos o malos ojos con los que se pueda leer la jugada de Vidal y Macri, el reclamo de los correligionarios es que exista una congruencia entre el mensaje de unidad que desde el PRO se le exige a la UCR y la forma de moverse en campaña.

"O es para todos la cobija o es para todos el invierno", le dijo, citando paradójicamente a Juaretche, un dirigente boina blanca de Pehuajó a Cuestión Política.