El oficialismo bonaerense aceleró esta semana los contactos políticos con el fin asegurarse los votos que necesita para aprobar el Presupuesto y la Ley Impositiva 2017.
El oficialismo bonaerense aceleró esta semana los contactos políticos con el fin asegurarse los votos que necesita para aprobar el Presupuesto y la Ley Impositiva 2017. La novedad, siguiendo con la metáfora automovilística, parece ser el sorpresivo giro en su estrategia para retomar un camino conocido: la conflictiva pero necesaria alianza con el massismo.
Cuando todo parecía indicar que el acercamiento con el exministro de Interior, Florencio Randazzo, comenzaba a tomar forma, el vidalismo resolvió descongelar el diálogo con el Frente Renovador con un único objetivo: conseguir los dos tercios necesarios en Diputados y Senadores para aprobar un endeudamiento que supera los 80 mil millones de pesos.
Aunque mal vista por la cúpula nacional del PRO, la relación con Massa es hoy la salida más cómoda y rápida para el Gobierno provincial, que necesita los votos de 31 senadores y 62 diputados para lograr su objetivo de máxima. Si finalmente sella el acuerdo, quedaría a solo ocho votos en la cámara baja y a apenas dos en la cámara alta.
Claro que para lograrlo deberá atravesar por una durísima negociación que incluirá no solo concesiones en el presupuesto, sino también pedidos en varios cargos de importancia tanto a nivel parlamentario como en organismos de control.
En Cambiemos ya conocen de sobra la aspereza con la que el tigrense encara estas conversaciones, pero se resignan ante la evidencia de los números. Así lo graficó un legislador oficialista que sigue de cerca el tratamiento del Presupuesto: “Massa es como un matrimonio del estamos cansados pero con el que ya tenemos hijos: ahora el remedio es peor que la enfermedad”.
Fuentes del Frente Renovador y de Cambiemos coincidieron en que, al margen de las discusiones técnicas en torno a los números finos del Presupuesto, la conversación central transitará exclusivamente por el carril político, y en ese terreno no habrá interlocutores: Massa y Vidal definirán el acuerdo (o no) cara a cara.
Fuentes cercanas al tigrense negaron que ya haya habido un encuentro como trascendió en las últimas horas, pero ambos espacios reconocieron que lo habrá en un futuro cercano.
La “carpeta” que llevará el diputado nacional al encuentro incluye los ya dichos cambios en el Presupuesto (que incluirán pedidos de fondos especiales), puestos en los organismos de control (inclusive la Defensoría del Pueblo) y ayuda a sus municipios. También reclamará la continuidad de Jorge Sarghini en la presidencia de Diputados, en lo que probablemente sea uno de los puntos más discutidos, ya que el oficialismo quiere lograr que el Frente Renovador “cumpla” con el acuerdo de principios de año y se conforme con la vice del cuerpo.
EL REMEDIO O LA ENFERMEDAD
Como se dijo, en Cambiemos no ven con buenos ojos la continuidad de la entente con Massa. La negociación “milímetro a milímetro” de cada proyecto de ley y, sobre todo, los recurrentes cortocircuitos del último semestre, habían llevado al oficialismo a entablar contactos con Randazzo, que comenzó en las últimas semanas un lento retorno a la política activa.
El acercamiento había incluido un encuentro personal entre el ministro de Gobierno, Federico Salvai, y el propio Randazzo. Y se había replicado en conversaciones entre altos funcionarios del Gobierno nacional con los intendentes del Grupo Esmeralda, quienes ya juegan abiertamente con el exministro kirchnerista.
El referente chivilcoyano ofrecía unos 20 votos en diputados y siete en el Senado, muy cerca del número del massismo. Pero para ello debían producirse una serie de movimientos entre las diferentes bancadas peronistas, que hasta el momento no se plasmaron en nada concreto. A cambio, reclamaba para el diputado Marcelo Feliú la vicepresidencia de Diputados, y fondos presupuestarios especiales para que sus intendentes puedan manejar cierta holgura en tiempos electorales.
Pero la inestabilidad política del peronismo es vista como demasiada riesgosa por Cambiemos, que teme que cualquier imprevisto los deje sin nada. De todos modos, el oficialismo mantendrá esa puerta de negociación abierta por si acaso el plan “A” fracasa.
MUESTRA DE UNIDAD
Alarmados por la interrupción del diálogo, los intendentes del peronismo acusaron recibo del cambio de estrategia del oficialismo, y en las últimas semanas reforzaron los lazos con varias muestras de “unidad”. En efecto, tanto los Esmeralda como los representantes del Grupo Fénix y los K puros vienen manteniendo encuentros conjuntos para debatir los alcances del Presupuesto, en un aviso al Gobierno de que están dispuestos a discutir en bloque.
La culminación y el alcance de estos gestos de unidad podrán verse el próximo 26 de octubre en la localidad de Lobos, a donde fueron convocados todos los jefes comunales. Si se logra esa cohesión, a Cambiemos no le quedará más remedio que incorporarlos a las conversaciones: aún en la dispersión, el peronismo mantiene 37 bancas en Diputados. Si las une, bloquea cualquier intento por obtener los preciados dos tercios.
Fuente (José Gimenez, DIB)