Siempre entendí ser intendente no como un trabajo, sino como una misión. Ser electo por mis propios vecinos es uno de los regalos más hermosos que me ha dado la vida.

Quizás ni se imaginen el orgullo que siento al haber sido elegido para una misión tan trascendente como la de ser intendente del lugar donde naciste, donde nacieron tus hijos, donde viven tus amigos, tu familia, tus compañeros de escuela, tus maestras, tus vecinos. Porque ese simple, pero tan importante acto, conlleva una carga enorme de significado para mí, y es por eso, que no sólo siento que es el desafío más grande de mi vida, sino que siempre tengo presente por qué, para qué y gracias a quiénes estoy en este lugar.

Mi misión fundamental es lograr que Rivadavia siga dando pasos hacia adelante, pero con potencia propia, y no sólo con el envión de los dieciséis transformadores años de Sergio. Profundizando un gobierno participativo, humanista, sensible y cercano, con vocación de servicio. Así como una administración transparente y eficiente de los recursos que redunden, bajo un concepto de corresponsabilidad, en calidad de vida y en oportunidades.

Y es por eso que asumí convencido que la gran oportunidad de crecimiento era trabajar sobre nuestras conductas como ciudadanos, nuestra forma de pensar el Estado, nuestra participación en el resultado final de cualquier proyecto. Un cambio de mentalidad que nos ponga a todos como partícipes necesarios del destino de Rivadavia y no sólo a sus funcionarios públicos. Acompañando el nombre del partido al que adherimos – Cambiemos – poniendo en marcha un cambio cultural profundo para poder dar así el primer paso hacia nuestro próximo escalón de crecimiento.

Probablemente cada uno podrá hacer su análisis sobre este primer año de gestión. Con distintos indicadores y valoraciones. Y seguramente el mío sonará subjetivo o con tintes de autopromoción, pido por si acaso las disculpas correspondientes, pero no podría expresarlo de otra manera. Porque creemos estar poniendo nuestros mayores esfuerzos y trabajo conjunto para cumplir con nuestra misión. Y al andar se renuevan esa mezcla de felicidad y responsabilidad que sentía hace un año.

Y para todo lo demás, la clave está en los vecinos, los rivadavienses, en cada uno de nosotros.