La actividad que encabezó el candidato a presidente del Frente de Todos se vio opacada por la seguidilla de actos delictivos entre los espectadores.
El pasado viernes, el candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, visitó tres distritos de la Cuarta Sección electoral. Entre ellos se destacó Chacabuco, comuna conducida por el radical Víctor Aiola, uno de los terruños donde Juntos por el Cambio pisa con fuerza.
En definitiva, la visita del ex Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner buscaba apuntalar la candidatura de Ricardo Ciminelli, hombre vinculado a Julián Domínguez y representante del sector peronista recientemente involucrado en un escándalo con transportistas locales. Sin embargo, la actividad de Fernández se vio enmarcada por una serie de sucesos negativos.
Es que, el acto que lideró tuvo consigo varios hechos delictivos entre los presentes. Tal como ya ocurrió con la visita de Axel Kicillof a Chivilcoy, se produjeron hurtos bajo la modalidad de "punguistas". Entre las víctimas hubo varios reporteros de medios regionales.
Incluso, el accionar de las fuerzas de seguridad derivó en la toma de posesión de los sucedido de parte de la municipalidad. "El paso de Kicillof y Fernández por Chacabuco incrementó el índice de inseguridad", lanzó irónicamente el secretario de Seguridad local, Darío Cminelli para graficar los actos de hurtos que ocurrieron con las visitas de los candidatos del peronismo.