En el contexto de la política actual si hablamos de justicia, para algunos es sinónimo de búsqueda de la verdad y juzgamiento de los actos fraudulentos, pero lamentablemente otros la ven como una persecución personal, como una mala palabra, cuando debería celebrarse este nuevo amanecer de la justicia.

Tanto en ámbito Local como Nacional, nos encontramos con personajes que vivieron toda su vida de la política, de hecho hicieron de la política su negocio privado, hoy terminada la fiesta, muchos deberían pensar en salir a buscar un trabajo, proseguir con su profesión (si es que la tienen) y dar un paso al costado, pero claro antes deben recordar rendir cuentas en tribunales.

Este despertar autónomo de la justicia debemos celebrarlo, tanto a nivel Nacional con el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia que falló en contra de lo dispuesto por el Poder Ejecutivo, como a nivel local, donde se está investigando a algunos ex funcionarios. Entendamos que no se trata de revanchismo ni  cuestiones personales, se trata un poder del estado trabajando, el poder judicial.

Cuando la manos están limpias, no es necesario salir a denigrar a la justicia y muchos menos creer el oficialismo está detrás. El pueblo necesita que se asuman las responsabilidades políticas y penales, porque hasta ahora en la mayoría de los casos de corrupción la estrategia ha sido evitar asumir responsabilidades políticas, mientras se torpedea la acción de la justicia.

Debemos dejar que el poder judicial haga justicia, que el poder ejecutivo gestione y que el legislativo sanciones leyes.  Estamos en un camino de reivindicación de los roles de los tres poderes en su máxima independencia. Se trata, ni más ni menos,  de construir un estado equilibrado, de devolver la credibilidad de las instituciones fundantes de la república y de ponerse a disposición de la justicia sin miedos.