Las elecciones intermedias de 2017 se acercan. El partido amarillo ya trabaja para que no se le escurra el poder que tiene en la provincia.
La provincia de Buenos Aires la madre de todas las batallas para Cambiemos. Por eso los referentes ya trabajan el armado político de cara al 2017.
La alianza Cambiemos analiza los escenarios posibles para la elección legislativa del año próximo que, de antemano, consideran muy difícil de perder porque según un funcionario oficialista "María Eugenia (Vidal) tiene 65% de imagen positiva, porque la enorme mayoría siente que el cambio recién está empezando y porque si pudimos ganar manejando unas pocas intendencias, ahora que tenemos 69 de 135 -o sea el 51% de los distritos y el 44% de la población- más la gobernación y el Gobierno nacional, no imagino un escenario complicado".
La teoría básica que maneja este dirigente es que no existe un escenario de tres tercios, es decir, que el electorado se vaya a dividir en un 30% que sacaría Cambiemos, otro 30% el Frente Renovador y un 30% el FPV-PJ. Por lo menos, sería la primera vez que suceda, porque lo que pasó en las legislativas del 2005, del 2009 y del 2013 es que bastante más del 60% promedio de la población optó entre la lista oficialista o la de oposición.
Semejante optimismo está basado en un dato de la última encuesta que analizaron: dice que el 53% del electorado bonaerense está dispuesto a votar por el oficialismo, una cifra que -reconoce- todavía es demasiado provisoria como para ser tenida en cuenta. Con la visión acerca de que los tres tercios son imposibles, Massa estaría obligado a colocarse francamente en la oposición al Gobierno, abandonando la "ancha avenida del medio", para liderar una oferta electoral que se oponga a los candidatos oficialistas. De otro modo, quedaría subsumido a un tercer -y muy cómodo- lugar.. También tendría la alternativa de no presentarse a las elecciones, ni él ni su esposa Malena, algo que nadie en el Frente Renovador siquiera analiza.
En el FPV-PJ, el posicionamiento opositor es más sencillo, pero es más difícil encontrar un candidato de consenso. Podría ser Cristina, pero nadie está muy seguro de que esté interesada. O Florencio Randazzo, aunque tampoco se lo ve demasiado decidido. Por supuesto, nadie lo toma en serio a Daniel Scioli. Y si ninguna de estas opciones prospera, podría surgir un candidato que actualmente sea intendente, quizá Jorge Ferraresi (Avellaneda), Patricio Mussi (Berazategui) o Francisco "Paco" Durañona (San Antonio de Areco), aunque tienen altos niveles de desconocimiento fuera de sus distritos. Por otro lado, tampoco es seguro que un eventual candidato, por ejemplo, Randazzo, sea dócilmente aceptado por las distintas tribus peronistas, un colectivo que aún está muy lejos de saldar la derrota del año pasado.
Como sea, la primera noticia es que Cambiemos trabaja en la provincia de Buenos Aires en una estrategia basada en la polarización. La segunda, que ya empezó a preparar el escenario para la batalla que se dará dentro de un año. En efecto, la semana pasada el Consejo Directivo del PRO de la provincia de Buenos Aires realizó en Pilar su primera reunión.
Se acordó organizar las nuevas estructuras partidarias en todos los distritos, armar también la orgánica de Cambiemos en cada localidad y desplegar un puntilloso trabajo en el territorio, que va desde abrir nuevos centros de jubilados, hasta monitorear el desarrollo de las obras nacionales y provinciales que se realizan en intendencias gobernadas por la oposición, pasando por el control del funcionamiento de oficinas públicas como ANSES o Renaper, que no siempre brindan la atención que los vecinos requieren y, en varios casos, quedan vacías de empleados cuando Cristina hace un acto, dejando en evidencia que se trata de trabajadores que lograron sus empleos por vínculos con "La Cámpora".
Se trata de un nuevo método para llegar a lo que denominan "la última milla", es decir, la distancia entre los que están conectados con los líderes del PRO a través de las redes sociales y el trabajo voluntario y los que aún no navegan por Internet o lo hacen esporádicamente. "Queremos hablarle también a los que aún no llegamos, o donde el mensaje aterriza distorsionado", dijo una fuente con despacho en Casa Rosada, que dedica la mitad de su tiempo a recorrer las cooperativas de trabajo del distrito donde nació para "entender por qué nos tienen desconfianza si no le sacamos nada, le ampliamos lo que recibían y no les pedimos nada a cambio".