El exintendente local que militó la boleta de Lavagna y se aisló del radicalismo apenas cosechó poco más de 2.000 votos e incluso contó menos boletas que su referente presidencial. Una cruzada política que le salió caro.
Las elecciones generales en la Cuarta sección electoral dejaron ganadores y pededores pero también variables que vislumbran posibles finales de carrera política.
Uno de esos casos, y quizá el más significativo en la región, fue el del ex jefe comunal de Nueve de Julio y también ex boina blanca, Walter Battistela. El dirigente que se peleó con la UCR y jugó la boleta personal con el lavagnismo cayó duramente derrotado en su territorio.
Los números le dieron un baño de realidad: terminó a más de 11 mil votos de diferencia del segundo Mauro Esteban (Frente de Todos) y a casi 15 mil voluntades del ganador Marino Barroso (Juntos por el Cambio).
A la hora de entrar en comparaciones por categorías, su impronta tampoco pudo hacer empujar demasiado la candidatura de Roberto Lavagna para Presidente. Incluso aunque el candidato de Consenso Federal sacó más votos que Battistella en Nueve de Julio, si se lo refleja con los obtenidos por esa misma fuerza en distritos donde no llevó representantes a la intendencia, la tracción del battistellismo hacia él fue instrascendente.
El panorama se agrava aun más si se mira para atrás dos meses. Es que en las PASO, Battistella había podido recaudar poco más de 4.400 votos y ese caudal se vio reducido en la elección general a más del 50% ya que el ex jefe comunal logró juntar 2.076 voluntades.
Así las cosas el primer objetivo de su aventura política que era meter al menos un concejal no se cumplió ya que de las 9 bancas que estaban en disputa, 5 escaños fueron para Juntos por el Cambio y 4 para el Frente de Todos.
El segundo objetivo del battistelismo que era evitar el triunfo de Mariano Barroso tampoco llegó a buen puerto. De haberse cumplido, el propio Battistella tendría otro futuro territorial ya que podría decirle a la comunidad nuevejuliense, y sobre todo al espectro radical, que su poder de fuego político todavía podía hacer daño.
Con las cartas echadas sobre la mesa resta saber qué definiciones políticas verterá Battistella. Según pudo saber Cuestión Política aun no hay expresiones propias del exintendente que, por el momento, elige el silencio como resguardo. En su entorno, no obstante, admiten que el golpe electoral fue demasiado duro. ¿Fin de una carrera política?.
