Con el desembarco de Andrea García al BAPRO se hace visible la primera ruptura dentro del Movimiento San Martín en la cuarta sección electoral. Alexis Guerrera se aleja del dominguismo y si bien aun no se encuadra con nadie, deja expuesto el fantasma sobre la línea que conduce Julián Domíguez en torno a un "peronismo chiquito" que dirimen 4 personas en una mesa.
El problema no es el fondo sino la forma. Tras el desembarco de Andrea García y Eduardo Di Rocco al directorio del BAPRO, el intendente de General Pinto, Alexis Guerrera, anunció su salida del Movimiento San Martín por discrepancias con el procedimiento de discusión interna que se utilizó dentro del dominguismo para definir quién iba a ocupar la silla que -al parecer- estaba destinada a la agrupación.
La llegada de García y Di Rocco se cristaliza tras un tironeo en la Cámara Alta bonaerense que derivó en el armado de un nuevo bloque de senadores: la bancada peronista y puso sobre el tapete un nuevo tira y afloje dentro del sector del peronismo que lidera Daniel Scioli
Pero el malestar de Guerrera no es contra Scioli, el enojo del pintense es hacia dentro del Movimiento San Martín y -en lo particular- porque obviaron consultar a intendentes que tienen territorio dentro de la cuarta sección electoral. Una conducta que venía siendo objeto de observaciones por los jefes comunales peronistas a lo largo y ancho del distrito.
La jugada fue pergeñada a cara lavada por el senador provincial del PJ, Patricio García, quien en plena polémica había asegurado que su reclamo no se trataba de “una cuestión personal" ya que no había sido él "quien la eligió a Andrea", sino "una decisión en conjunto, acordada con la gobernadora que fue la que firmó los pliegos”.
Pero lo que a simple vista buscó ser establecido como una movida limpia, si se lo mira un poco más de cerca, tiene cabos sueltos para atar.
EL ROL DE JULIÁN DOMÍNGUEZ Y EL ETERNO ACUERDO CON RANDAZZO
No es una ciencia cierta saber si Julián Domínguez avaló la jugada de García, no obstante -del mismo modo- no es menos cierto que la forma en que se dieron las circunstancias lo deja al menos mal parado: si fue él quien tomó la decisión estaría repitiendo la forma camporista que tanto criticó de no respetar a jefes comunales con territorio, si lo saltearon -entonces- no es él quien lleva las riendas del espacio.
La tesis del "salteo" es poco probable. Al menos esa versión no va de la mano con los tiempos de la ruidosa designación que debió darse en dos partes ya que el primero de los intentos fue a principios de mayo y quedó nulo con escándalo incluído.
Además, desde ese tiempo hasta la designación oficializada días atrás, Julián Domínguez tuvo tiempo de disciplinar y no lo hizo. Resultado: o no lo quiso hacer, o lo tejió con Randazzo.
Es que además de Andrea García, la otra persona que ingreso al directorio del BAPRO fue alguien con linea directa con el chivilcoyano: Eduardo Di Rocco.
Domínguez y Randazzo son dos hombres fuertes de la cuarta sección electoral y una estadística no los ayuda: jamas se rompieron los cuernos en una interna sino que repartieron cargos.
EL ESLABON GUERRERA, LOS LÍMITES DE SU ENOJO Y EL ARMADO EN EL DISTRITO
Como sea: el resultado es uno. En una sección electoral donde el FPV reúne 6 intendencias de las cuales solo 2 de ellas (Alberti y General Pinto), se encuadraban dentro del dominguismo, perder una no es productivo.
Pero Domínguez pierde a alguien más que un simple intendente: pierde la mejor diferencia que el FPV logró imponer en las urnas del 2015 y a un caudillo con 12 años de gestión sobre el lomo. Alguien podrá objetar que General Pinto tiene poco electorado pero Ameghino, como contrapartida, tiene menos.
Si todas y cada una de las variables razonables para tomar la decisión de porqué Andrea García sí y otra persona no, tuvieran peso por sí solas, el enojo de Guerrera perdería sentido.
"Patricio García ya se tiene que dar por pago con la senaduría", le señaló a Cuestión Política un operador peronista del distrito.
"Domínguez se equivoca en esta jugada porque el sueldo que percibe un integrante del directorio de BAPRO no es menor y con los contratos que dispone a su merced, se puede organizar el territorio políticamente. El meollo de la cuestión es descular por qué Andrea García es la elegida, que tiene a su hermano para amarrar, y no otros ex intendentes de la cuarta como Medina (Arenales) o Gianini (Carlos Tejedor)", agregó la fuente consultada.
Este medio pudo saber -además- que Andrea García ya estaba contenida dentro de la Universidad de Hurlingham con un puesto que -para frutilla del postre- no es incompatible con el cargo que deberá ejercer dentro de BAPRO.
Esa cuestión fue la que aleja a otro intendente que aun hoy se debate entre la influencia de Pablo Zurro y Julián Domínguez: Jorge Cortés (Hipólito Yrigoyen), que como en el Juego de la Oca, retrocedió tres pasos de la zona dominguista.
No obstante, en declaraciones que Alexis Guerrera realizó para La Posta del Noroeste aclaró el límite de su malestar: "el problema no es Andrea García o Eduardo Di Rocco. El problema es que, en el caso de la persona designada por la línea de Julián Domínguez, hubo una falta de participación en la toma de decisiones de quienes formamos este espacio".
¿GUERRERA AL FRENTE RENOVADOR?
Son tan sólidas las especulaciones que Guerrera pueda jugar dentro del esquema del Frente Renovador, como insostenibles. Cuestión Política buscó dialogar sobre el futuro político del pintense pero Guerrera fue tajante con el medio: "mi única realidad es que ya no pertenezco al Movimiento San Martín".
Imaginar una versión de Guerrera criticando a CFK es improbable. Si desde el massismo buscarán tentarlo deberán ser cuidadosos para saber qué le piden a cambio. El pintense ha enumerado cuantiosas veces que su ciudad creció como nunca gracias a los gobiernos de Néstor y Cristina y no es viable -ni probable- que endurezca su discurso.
Pero también ha sido crítico del criterio que se utiliza para armar las listas y de la poca participación que los intendentes con territorio suelen tener en ese tipo de decisiones. Situación que repitió Domínguez y que dividió las aguas.
La llegada de García y Di Rocco se cristaliza tras un tironeo en la Cámara Alta bonaerense que derivó en el armado de un nuevo bloque de senadores: la bancada peronista y puso sobre el tapete un nuevo tira y afloje dentro del sector del peronismo que lidera Daniel Scioli
Pero el malestar de Guerrera no es contra Scioli, el enojo del pintense es hacia dentro del Movimiento San Martín y -en lo particular- porque obviaron consultar a intendentes que tienen territorio dentro de la cuarta sección electoral. Una conducta que venía siendo objeto de observaciones por los jefes comunales peronistas a lo largo y ancho del distrito.
La jugada fue pergeñada a cara lavada por el senador provincial del PJ, Patricio García, quien en plena polémica había asegurado que su reclamo no se trataba de “una cuestión personal" ya que no había sido él "quien la eligió a Andrea", sino "una decisión en conjunto, acordada con la gobernadora que fue la que firmó los pliegos”.
Pero lo que a simple vista buscó ser establecido como una movida limpia, si se lo mira un poco más de cerca, tiene cabos sueltos para atar.
EL ROL DE JULIÁN DOMÍNGUEZ Y EL ETERNO ACUERDO CON RANDAZZO
No es una ciencia cierta saber si Julián Domínguez avaló la jugada de García, no obstante -del mismo modo- no es menos cierto que la forma en que se dieron las circunstancias lo deja al menos mal parado: si fue él quien tomó la decisión estaría repitiendo la forma camporista que tanto criticó de no respetar a jefes comunales con territorio, si lo saltearon -entonces- no es él quien lleva las riendas del espacio.
La tesis del "salteo" es poco probable. Al menos esa versión no va de la mano con los tiempos de la ruidosa designación que debió darse en dos partes ya que el primero de los intentos fue a principios de mayo y quedó nulo con escándalo incluído.
Además, desde ese tiempo hasta la designación oficializada días atrás, Julián Domínguez tuvo tiempo de disciplinar y no lo hizo. Resultado: o no lo quiso hacer, o lo tejió con Randazzo.
Es que además de Andrea García, la otra persona que ingreso al directorio del BAPRO fue alguien con linea directa con el chivilcoyano: Eduardo Di Rocco.
Domínguez y Randazzo son dos hombres fuertes de la cuarta sección electoral y una estadística no los ayuda: jamas se rompieron los cuernos en una interna sino que repartieron cargos.
EL ESLABON GUERRERA, LOS LÍMITES DE SU ENOJO Y EL ARMADO EN EL DISTRITO
Como sea: el resultado es uno. En una sección electoral donde el FPV reúne 6 intendencias de las cuales solo 2 de ellas (Alberti y General Pinto), se encuadraban dentro del dominguismo, perder una no es productivo.
Pero Domínguez pierde a alguien más que un simple intendente: pierde la mejor diferencia que el FPV logró imponer en las urnas del 2015 y a un caudillo con 12 años de gestión sobre el lomo. Alguien podrá objetar que General Pinto tiene poco electorado pero Ameghino, como contrapartida, tiene menos.
Si todas y cada una de las variables razonables para tomar la decisión de porqué Andrea García sí y otra persona no, tuvieran peso por sí solas, el enojo de Guerrera perdería sentido.
"Patricio García ya se tiene que dar por pago con la senaduría", le señaló a Cuestión Política un operador peronista del distrito.
"Domínguez se equivoca en esta jugada porque el sueldo que percibe un integrante del directorio de BAPRO no es menor y con los contratos que dispone a su merced, se puede organizar el territorio políticamente. El meollo de la cuestión es descular por qué Andrea García es la elegida, que tiene a su hermano para amarrar, y no otros ex intendentes de la cuarta como Medina (Arenales) o Gianini (Carlos Tejedor)", agregó la fuente consultada.
Este medio pudo saber -además- que Andrea García ya estaba contenida dentro de la Universidad de Hurlingham con un puesto que -para frutilla del postre- no es incompatible con el cargo que deberá ejercer dentro de BAPRO.
Esa cuestión fue la que aleja a otro intendente que aun hoy se debate entre la influencia de Pablo Zurro y Julián Domínguez: Jorge Cortés (Hipólito Yrigoyen), que como en el Juego de la Oca, retrocedió tres pasos de la zona dominguista.
No obstante, en declaraciones que Alexis Guerrera realizó para La Posta del Noroeste aclaró el límite de su malestar: "el problema no es Andrea García o Eduardo Di Rocco. El problema es que, en el caso de la persona designada por la línea de Julián Domínguez, hubo una falta de participación en la toma de decisiones de quienes formamos este espacio".
¿GUERRERA AL FRENTE RENOVADOR?
Son tan sólidas las especulaciones que Guerrera pueda jugar dentro del esquema del Frente Renovador, como insostenibles. Cuestión Política buscó dialogar sobre el futuro político del pintense pero Guerrera fue tajante con el medio: "mi única realidad es que ya no pertenezco al Movimiento San Martín".
Imaginar una versión de Guerrera criticando a CFK es improbable. Si desde el massismo buscarán tentarlo deberán ser cuidadosos para saber qué le piden a cambio. El pintense ha enumerado cuantiosas veces que su ciudad creció como nunca gracias a los gobiernos de Néstor y Cristina y no es viable -ni probable- que endurezca su discurso.
Pero también ha sido crítico del criterio que se utiliza para armar las listas y de la poca participación que los intendentes con territorio suelen tener en ese tipo de decisiones. Situación que repitió Domínguez y que dividió las aguas.
Si el massismo escarba por ese lado, quizás las condiciones sean otras.