Cuestión Política

NATALIA QUINTANA | La Picasa obliga arribar a consensos


23 de abril de 2019

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Cuestión Política

La consejera general de Educación bonaerense y dirigente de Cambiemos de Leandro N. Alem manifiesta su posición sobre una problemática que se mantiene a través de los años y que se ha agravado en los últimos días.

La Laguna La Picasa ha crecido diez veces su tamaño en los últimos 20 años y ha superado la traza del ferrocarril y de la Ruta 7 en dos oportunidades, desbordando un alteo muy costoso hecho con poca planificación estratégica a finales de la década pasada. Hoy nos encontramos como muchas otras veces en la vieja puja entre Buenos Aires y Santa Fé, por el ingreso de las aguas hacia nuestra provincia, acordada en el 2006, ¡Hace 13 años!  En ese momento se firmó un acuerdo en el que Buenos Aires recibiría 5 m3 por segundo en su variante norte a través de un canal que transporta el agua por pendiente natural hacia la Laguna El Chañar, cerquita de Teodelina y de ahí a la Laguna Mar Chiquita. 

Los últimos días han surgido voces de alarma debido a que después de tanto tiempo ese canal comenzó a funcionar con resultados notorios en la bajante de los niveles de agua de la Laguna. Esto provoca temores lógicos en los vecinos, autoridades y propietarios de campos, de aguas abajo, allí anotamos a Junin, Leandro N. Alem, Chacabuco y demás. 

Mantuve una reunión con el ingeniero hidráulico Alberdino Mauro Campos, consultor de los Estados Nacional, Provinciales y de proyectos privados y otros datos que manejaba me permiten arribar a una conclusión: 

Bajar el nivel de la Laguna La Picasa a través de un canal natural regulado (variante norte) sumado al desagote por bombeo de la variante Sur, que no siempre funciona ya que requiere de atención, mantenimiento e inversión permanente, provee un beneficio mucho mayor que el daño que puede ocasionar en tiempos de clima tranquilo como el que tenemos este otoño. Bajar el nivel de La Picasa por debajo de los 102 metros sobre el nivel del mar, para liberar el trazado de la ruta 7, corredor bioceánico hoy en desuso, y generador de recursos para nuestra alicaída economía local es para nuestro distrito una prioridad.

Recuperar la ruta 7 a la altura de la Picasa en tiempos en que se ven obras de gran magnitud desde San Andrés de Giles hasta Alberdi mismo, y teniendo en cuenta que desagotar 5 m3 por segundo no puede perjudicar una obra de regulación importante como Mar Chiquita, Gómez y El Carpincho, que tienen capacidad y compuertas para dejar escurrir 20 veces ese caudal, más de 100 m3 por segundo, con este panorama es lógico que al menos paliativamente se busque desagotar en pequeña escala la laguna La Picasa, y que las aguas escurran a la cañada Las Horquetas.

Las obras de fondo, tienen a la provincia de Córdoba como gran protagonista. Allí deberá haber también regulaciones para que la Picasa no sufra los desbordes exorbitantes que ha tenido los últimos años cuando entraban 70 m3 por segundo desde la provincia mediterránea,  y que las obras que se hagan como levantar la ruta y el ferrocarril sean definitivas, porque los recursos del Estado son finitos, y hay que usarlos en beneficio de las mayorías y las obras son para la gente y no para los funcionarios. Los acuerdos entre Provincias, Municipios, propietarios, y el Estado Nacional, es impostergable, una política de consenso a largo plazo, una planificación estratégica es el camino, en definitiva el cambio cultural de trabajar en conjunto las cosas importantes, evitar la confrontación estúpida del pasado es lo que nos hará salir de la postración permanente y La Picasa es un ejemplo de repetición de errores y mezquindades. 
 

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