Quiero reflexionar sobre una frase que el gobierno de Cambiemos coloca en los carteles de la obra pública y dice "El Estado es estar". Ahora veamos, el Estado está hoy repavimentando algunas rutas nacionales y provinciales y ha iniciado la construcciòn y continuación de algunos autopistas en distintas regiones de nuenstro país. Podemos decir que ahí está.

Pero donde está en, a saber:

Educación: con un país lleno de reclamos legítimos de los docentes por mejor infraestructura, mejor calidad educativa y mejores salarios, el presupuesto nacional de educación tuvo un retroceso del 4%. Acá no está.

En salud: con hospitales públicos sin insumos, con médicos mal pagos y con una política de medicamentos que expone a los sectores vulnerables a la enfermedad, acá no está.

Precios: no pueden parar la inflaciòn, para contenerla destruyen el mercado interno abriendo las importaciones a mansalva, quitando subsidios a las Pymes y ayudando descaradamente a los grandes supermercados a facturar más. Claro, si el Secretario de Comercio de la Nación es familiar directo de los dueños de La Anónima. Acá el estado no está o está para proteger los negocios de los más poderosos.

Tarifas: son inaccesibles para los particulares y las pequeñas y medianas empresas destruyendo a la clase media y a los sectores populares. Acá el estado no está.

Reducciòn del 32% en Ciencia y Tecnología. En un futuro donde la capacidad de los países se mide por conocimiento esta desinversión es alarmante ya que nos condena al atraso y al subdesarrollo. Acá el Estado no está.

Jubilados: apuntan a generar la desinversión del Anses, la reparación histórica resultó una burla y ahora a los que no adhirieron les quieren limitar el reclamo vìa juicios, para no pagarles. El objetivo no confesado es volver a las jubilaciones privadas como si el futuro de los abuelos puede quedar sujeto a la timba financiera, a la que este gobierno defiende tanto. Acá el Estado no está.

Puedo seguir enumerando porque la lista es larga pero quiero terminar advirtiendo ante la llegada de inversiones extranjeras que vienen con la exigencia de flexibilizar las relaciones laborales y esto implica, lisa y llanamente, que los trabajadores pierdan sus derechos para poder explotarlos con el aval de la ley y el beneplácito de los capitales internacionales y las grandes corporaciones locales.

Brasil lo acaba de hacer. Estemos alertas: no legitimemos a un gobierno que destruye lo nacional, a la clase media , a los sectores populares y la integración económica y cultural latinoamericana.