"Tiraban a mansalva"

  • Sección La cuarta
  • 10 de feb de 2016 - 04:52

En las tierras bonaerenses de Villa Sauze (General Villegas), la policía pampeana reprimió con palos, balas de goma y gases lacrimógenos a los vecinos del pueblo que se acercaron hacia la intersección de las rutas que unen a La Pampa con Buenos Aires. Los autoconvocados querían detener el avance de las maquinas -enviadas por el gobernador pampeano, Carlos Verna- que se disponían a cortar el meridiano para permitir el paso del agua del Río V. Hubo 23 heridos. Dos de ellos con derivaciones hacia los hospitales de General Pico y Villegas. Salvo el intendente de Rivadavia, Javier Reynoso, el resto de las autoridades políticas de la zona brillaron por su ausencia. Crónica de una noche para el olvido que quedará en la memoria.

La realidad supera la ficción. Parecía un día más, como cualquier otro, en la localidad de Villa Sauze, un pueblito que vive al límite: justo dos kilómetros antes que termine General Villegas y empiece la provincia de La Pampa.

Parecía, sólo parecía, hasta que cerca de las seis de la tarde, un grupo especial de la Policía de La Pampa llegó a Villa Sauze para hacer lo que el gobernador pampeano, Carlos Verna, había prometido hacer horas atrás:
"Muchachos ustedes quieren que el agua me la quede yo y yo no me la voy a quedar, les voy abrir el Meridiano".

Tenían un camión y una retro excavadora, tenían móviles de seguridad, tenían balas de goma, palos, gases lacrimógenos, tenían aval político, y -por sobre todas las cosas- tenían al frente de todo eso al Ministro de Seguridad de La Pampa, Juan Carlos Tierno. Ningún nene de pecho.

Frente a eso: vecinos de Villa Sauze autoconvocados. Sin palos y sin representación política. Con una preocupación: el caudal del Río V amenazaba con entrar al pueblo. Saucenses que avanzaron sobre las maquinarias que estaban trabajando para impedir que abriera el Meridiano. La contraorden del gobernador pampeano.

Contraorden que Tierno no estaba dispuesto a negociar. Ante los primeros gestos de resistencia, el Ministro de Seguridad pampeano tomó la posta , manoteó uno de los machetes de la policía y cargó contra los manifestantes. Entonces comenzó la represión.

"Tiraron a mansalva, sin discriminar a nadie", aseguró uno de los heridos que recibió asistencia médica en el lugar. Fueron 23 las personas que sufrieron lesiones por los disparos y los gases lacrimógenos. La más chica de las víctimas fue una nena de 6 años, dos de la nómina de baleados tuvieron que ser trasladados a los hospitales de Villegas y General Pico. Uno de ellos operado de urgencia tras que una bala le destrozara el tobillo y dos tendones.

"Esto se pudo evitar. Acá faltó comunicación por parte de alguna autoridad villeguense. Los vecinos nos empezamos a enterar que iban a cortar el Meridiano porque fuimos alertados por gente de Banderaló. Incluso muchos cayeron en la cuenta cuando la policía pampeana ya estaba en Villa Sauce", manifestó un saucense con heridas en el pecho.

En efecto, el único intendente que estaba en Sauce era un foráneo: el jefe comunal de Rivadavia, Javier Reynoso. Hasta allí había llegado tras enterarse la movida que horas antes había quedado sellada entre el intendente de General Villegas, Eduardo Campana y el gobernador pampeano, Carlos Verna.

Reynoso ya había manifestado su disconformidad por el aval que Hidráulica bonaerense le había dado a los vecinos de Banderaló (otra localidad villeguense) para que trazaran un canal paralelo a la ruta 188 que permita desagotar el agua que comenzaba a entrar a ese pueblo. ¿El motivo? sabía que la medida iba a traer -a los pocos días.- mayores consecuencias en su ciudad. Y de hecho así será: la gran masa de agua recaerá sobre Sansinena (un pueblito rivadaviense) -a mas tardar- en dos días.

En este sentido, cabe destacar que Reynoso había adelantado que el precedente del canal trazado en Banderaló podía traer aparejado conflicto entre pueblos vecinos. Y no le erró.

De hecho, fue el propio intendente de Rivadavia quien mandó a llamar a la policía de su pueblo para que protegiera a los villeguenses de la violencia que ejerció la fuerza pampeana en territorio ajeno (por esta situación se espera acciones judiciales por parte de los habitantes de Villa Sauce que ayer aguardaban por la llegada de un fiscal y un juez)

Pasada la medianoche, La palabra de Campana se oyó por primera vez en la noche de Sauze pero en boca de un opositor. Tras una comunicación telefónica que el concejal Pedro Satragno (FPV) sostuvo con el intendente de General Villegas, el edil aseguró que Campana estaba esperando tener la custodia necesaria para acercarse al lugar.

La versión que Satragno dio tras cortar el teléfono con Campana se condijo con la que los propios vecinos esgrimían tras tener contacto con funcionarios y personas allegadas al entorno del villeguense. “Cada vez que alguien tuvo contacto con el entorno del intendente, se nos dijo que Campana o estaba en viaje o estaba por salir. Nunca se nos negó su presencia”, relataron una de las personas que estaban al frente de los autoconvocados. La gente quería las explicaciones correspondientes.

No obstante, fue otro funcionario del mismo círculo de Campana que desdijo la versión que el propio intendente le había dicho a Satragno: "No creo que el intendente se acerque a Villa Sauze", se leyó en un mensaje de texto.

Así y todo, para las 4 de la mañana aun no había novedades de ninguna autoridad municipal villeguense y sobre el destacamento policial de Sauce, Reynoso hablaba nerviosamente por teléfono y un grupo de concejales rivadavienses hacían guardia junto a un policía.

En las afueras del pueblo, a mitad del camino que une a Sauze con Banderaló se encontraba la policía pampeana que ahora era la que estaba rodeada. A su derecha, la fuerza policial de Rivadavia imantada por la llamada de Reynoso cerraba una de las salidas, a su izquierda (vaya paradoja) el pueblo de Sauce y Sansinena con camionetas y camiones cruzados en la intersección de la Ruta 2 y el Meridiano clausuraban la otra. 

Los pampeanos sabían que habían cometido un error: la represión, para ellos, era lo de menos. Lo groso fue haberla hecho de visitante. No era Sauze su jurisdicción.

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